Departamento Ecuménico de investigación
Departamento Ecuménico de Investigaciones
Este es un texto original de Revista Zelota, Brasil en alianza con el DEI. Escrito por Elias Bastista Jr.
Ha sido traducido al español por Natalia Serrano Álvarez.
Editores de la revista Zelota participaron en un evento histórico para el Departamento Ecuménico de Investigaciones, en Costa Rica, una de las ramas de la Teología de la Liberación, centro de formación y refugio de la resistencia política en América Latina.
Es frustrante saber, desde un principio, que las palabras de este reportaje no serán suficientes para expresar la importancia de este evento para los editores de la revista Zelota. Entre el 15 de mayo y el 9 de junio (aproximadamente un mes), participamos del Taller Socio-Teológico (TST) organizado por el Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), ubicado en el corazón de San José, Costa Rica. Un proyecto que, en 2023, cumplió 46 años, dando continuidad a la investigación y formación de pensadores/as y activistas en América Latina. La energía comunitaria, jovial y atractiva de DEI es casi una contradicción ante las dolorosas historias de resistencia de quienes participan en sus talleres. En palabras de Silvia Regina de Lima, directora del DEI, esta contradicción es el resultado de la “alegre rebeldía” del Departamento, que desde hace casi medio siglo nutre el cuerpo y el espíritu de quienes luchan contra los sistemas de muerte, en busca de justicia para todas las personas.
El tema elegido para el TST 2023 fue “Frente a los fundamentalismos: existencias y resistencias por la defensa de la Red de la Vida”. Contó con la participación de al menos cinco personas “facilitadoras” –encargadas de dirigir y presentar el contenido–, entre los que se encontraba Bruno Reikdal, editor de nuestra revista; y con la presencia casi constante de aproximadamente 23 participantes registrados durante el mes – provenientes de varios países. Además de exponer contenidos, leer artículos, analizar documentales y realizar debates grupales, pudimos sumergirnos en la cultura de los “ticos” (costarricenses), experimentando tanto sus bellezas naturales como sus problemáticas políticas.
Desde la llegada de Bruno Reikdal y André Castro al consejo de redacción de Zelota, la revista ya mantenía una relación casi formalizada con el Departamento, dada la autorización para traducir y publicar artículos esenciales sobre la Teología de la Liberación (TdL), provenientes de la “Revista Pasos”. Al participar en este evento -como facilitador o como tallerista-, los editores presentes no solo oficializaron la alianza con DEI, sino que también iniciaron un movimiento prometedor: se unieron formalmente a una de las cunas de la TdL, reconocida por acoger a referentes teóricos como Hugo Assmann, Pablo Richard, Franz Hinkelammert, Jorge Pixley, Lilia Solano, Elsa Tamez y una amplia lista de nombres influyentes en el campo.
En buena hora, el artículo es escrito y publicado no solo en tonos de alegría, sino en un sentimiento de luto, por la reciente muerte de Franz J. Hinkelammert, el 17 de julio y de Jorge Pixler, casi dos meses después de nuestra visita a Costa Rica. Con sus muertes se cierra prácticamente un ciclo, de manera simbólica: el fin de la era de la primera generación de nuestra escuela de pensamiento.
“Intrépido y desvergonzado”
Los orígenes históricos del Departamento Ecuménico de Investigaciones se remontan al golpe de Estado de Pinochet en Chile, y la consecuente huida de sus fundadores a otras partes del mundo, quienes posteriormente se exiliaron en Costa Rica en 1976. Dado este contexto conflictivo que azotaba a América Latina y la estabilidad política de Costa Rica, el lugar de exilio se convirtió en refugio y centro de formación de activistas e intelectuales. La idea de crear el DEI fue, en un principio, pensada especialmente por el brasileño Hugo Assmann, y llevada a cabo junto con el chileno Pablo Richard y el alemán Franz J. Hinkelammert, a partir de reuniones ya realizadas en Chile, a principios de la década de 1970.
En ese momento, el DEI ya dependía del apoyo económico de organizaciones de diferentes denominaciones religiosas, además de la solidaridad de otras entidades de esta naturaleza. En 2001, por ejemplo, menos de una cuarta parte de sus ingresos se autofinanciaba y un total de cinco ONG´s apotaban el 55% de su financiamiento. A pesar de eso, se dedicó casi exclusivamente a la producción académica en las áreas de Ciencias Sociales, Economía, entre otras aproximaciones multidisciplinarias a las articulaciones teológicas. Dicha investigación se extendió a los movimientos activistas eclesiásticos de la TdL y la izquierda latinoamericana, además de organizaciones cristianas. Además, obviamente, las producciones del DEI también fueron difundidas en el ámbito universitario, aunque de forma más tímida.
En este sentido el DEI se ha fortalecido como centro de formación para líderes y lideresas populares y para encuentros internacionales entre cientistas sociales y teólogas/os. Coherentes con los objetivos de la TdL, los proyectos fueron organizados y basados en la opción preferencial por los pobres. Con las instalaciones y la formación que ofrece el Departamento, sus participantes podrían volver a sus respectivos espacios y desarrollar proyectos, en beneficio de las personas más desfavorecidas. La capacitación de estos líderes y lideresas, sin embargo, no pretendía obtener un control indirecto de los movimientos, sino fortalecer su autonomía y brindar condiciones para su desarrollo.
En un artículo publicado a partir de entrevistas con Pablo Richard, uno de sus fundadores, se describe el objetivo del DEI en los siguientes términos: “Según los integrantes del DEI, este centro se ha dedicado a la formación, la crítica y la acción alternativa, con el propósito de fomentar la solidaridad comunitaria y las discusiones necesarias para imaginar un mundo sin la idolatría del mercado y el dinero, un mundo donde la 'cultura de la riqueza' no sea la perspectiva dominante”.
Con el objetivo de mantener una comunicación constante entre quienes participaban y asegurar el flujo de ideas generadas y gestionadas en los espacios del DEI, en 1985 se inauguró la “Revista Pasos”. Esa línea editorial, sin embargo, continuó con la publicación de un folleto, con el mismo nombre, en Chile, concebido por Hugo Assmann con el apoyo de la Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL). Según el editorial de la primera edición, el nombre “Pasos” representaba el propósito de la revista: “son los 'pasos' del DEI, y muchos pasos indican un viaje a pie. Estos son pasos que allanan el camino para el futuro”.
Además del trabajo editorial realizado en la revista Pasos, hasta el día de hoy -según el catálogo oficial del DEI- ya se han publicado una media de 120 libros, de al menos 73 autores diferentes. De lo publicado cabe mencionar, por ejemplo, el libro “La lucha de los dioses”, de 1980, en el que un grupo de teólogos esboza sus primeras articulaciones entre teología y economía; y el libro escrito por Hugo Assmann, en 1991, titulado “René Girard con los teólogos de la liberación”, resultado de un debate realizado en torno al antropólogo francés. Además de publicaciones de este tipo, también se realizaron Encuentros Internacionales de Teólogos y Científicos Sociales, en los que se sostuvieron acaloradas discusiones propias de un ambiente académico.
Naturalmente, con las dinámicas sociales y económicas cambiantes en el mundo, y especialmente en América Latina, los ejes de investigación y formación de DEI también cambiaron. Entre las décadas de 1990 y 2000, por ejemplo, temas como la globalización y sus consecuencias en las crisis ambientales ganaron espacio. Las publicaciones también sumaron a más académicos, como la participación del coreano-brasileño Jung Mo Sung, actual profesor de la Universidad Metodista de São Paulo.
Al igual que con cualquier organización, los cambios de énfasis o perspectiva pueden causar incomodidad o malentendidos. Estos sentimientos también fueron alimentados a lo largo de los años con acusaciones de que el DEI había perdido su propósito y relevancia originales. Para Karoline Mora Blanco, Coordinadora de Formación del DEI, “ninguna organización permanece invariable en el tiempo; aun así, el DEI sigue siendo la misma, en el sentido de que se preocupa por las realidades actuales y busca responder a sus demandas”
“Ahora bien, para que esto sea posible, podríamos decir que sí, la DEI ya no es lo mismo, pues los desafíos sociales de hoy no son los mismos que los de décadas anteriores, y por su propia responsabilidad política debe asumir nuevos temas; pero esto ha sido parte de su historia”, explica la coordinadora.
También aclara que el equipo siempre ha hecho honor a su historia, y que el trabajo reconoce las raíces de la organización. En otras palabras, el DEI mantiene el mismo compromiso político propuesto por sus fundadores, así como la misma relación con las ciencias sociales, TdL, los movimientos sociales y las luchas latinoamericanas de los sectores excluidos y discriminados. Para Karoline, la fidelidad al pasado y las actualizaciones del Departamento generaron buenos resultados, como los proyectos Casa DEI, el proceso de formación psicosocial, el podcast “Diálogos Impensados” y la Mesa Ecuménica Regional.
El período de la pandemia fue, sin duda, uno de los tiempos más desafiantes para el Departamento. Además de la consecuente inviabilidad de realizar reuniones o capacitaciones presenciales, el DEI sufrió una disminución en su financiamiento. Según Silvia, en esa ocasión el DEI empezó a abrir sus puertas para ayudar a personas migrantes y solicitantes de refugio. Esta iniciativa dio impulso a un proyecto, que se lanzó en 2019, para albergar a personas defensoras de derechos humanos en riesgo, denominado “Casa DEI”.
Para Silvia, el DEI se mantiene de pie y activa, aunque todavía se recupera de los males causados por el Covid-19. También explica que el Departamento ya crea condiciones para la reanudación de encuentros de carácter más académico. Tanto la dirección, junta directiva y el equipo de trabajo, por ejemplo, sienten entusiasmo con la llegada y participación de las nuevas generaciones, especialmente aquellas que se inspiran, aún hoy, en el legado dejado por el DEI. Silvia explica que este momento no es una mera repetición de lo sucedido en el pasado, sino que “pone en contacto a personas que se sienten comprometidas con la propuesta de trabajar temas de teología y economía, y entre otras teologías y enfoques que son importantes hoy”.
Hasta el día de hoy, según información oficial del DEI, la inspiración se basa en el anhelo de un futuro más justo. Este sentimiento se evidencia en la relación de seguridad y respeto entre el equipo de trabajo y las personas beneficiarias, en un constante intercambio de experiencias de “equilibrio entre el hacer y el ser” desde una perspectiva mística y acogedora.
El DEI es por tanto un “Centro latinoamericano que contribuye al encuentro entre organizaciones sociales, organizaciones religiosas, territorios y academia a través de la investigación, formación, articulación y acompañamiento desde los senti-pensares, espiritualidades críticas y liberadoras que promueven la construcción de una sociedad justa en reciprocidad con la red de la vida.”
Debido a las experiencias actuales y los nuevos desafíos, los liderazgos del DEI entienden las dificultades momentáneas como un estímulo que demanda compromiso con el pasado y valentía para enfrentar el presente. Este proceso de ida y vuelta, de recapitulación y desarrollo, requiere una visión clara de su identidad y relevancia; y nuevamente el coraje de abrazar sus ideales a pesar de las amenazas, la indiferencia y las represalias. En palabras de Silvia, “perdimos el miedo, y ahora tenemos que perder la vergüenza de ser quienes somos”.
La experiencia del TST 2023
El Taller Socio-teológico 2023, marca un hito para el DEI. Fue la primera reunión presencial del TST después de un largo período de restricciones, debido a la pandemia. De hecho, debido a las políticas sanitarias, hasta ese momento el DEI realizaba encuentros de formación virtual con el fin de continuar con los procesos anuales de capacitación. Después de la pandemia, naturalmente, el Departamento podría haber optado por continuar con esta modalidad apelando a la inevitable facilidad logística y financiera de las reuniones virtuales. Sin embargo, la dirección decidió arriesgarse y realizar la convocatoria para un TST presencial, iniciativa que fue aceptada por aproximadamente 23 participantes, que asistieron a las instalaciones del DEI entre el 14 de mayo y el 10 de junio, recibiendo una beca de alimentación, alojamiento y formación como ya es costumbre.
Para Ana Cristina, tallerista guatemalteca de 32 años, la experiencia presencial no solo fue positiva, sino necesaria para interacciones e intercambios más fructíferos: “el intercambio de opiniones no se da solo en los propios espacios de formación; sino también en las comidas, en los pasillos, en las conversaciones nocturnas, en el baile, etc.”, explica. Otros participantes coincidieron con la preferencia de las reuniones presenciales por razones similares, e incluso mencionaron las instalaciones y recepción del DEI como un factor positivo para tal experiencia.
Sin embargo, no se trata de una perspectiva maniquea, de lo que es mejor o peor, correcto o incorrecto, entre encuentros a distancia y presenciales, como explica Karoline Blanco: “La virtualidad ha sido una buena herramienta para cuando la distancia no nos permite encontrarnos. Nos permitió conocernos a través de una pantalla para que, a pesar de la distancia, podamos construir un conocimiento crítico y colectivo”. En todo caso, Karoline también reconoce que el espacio del cara a cara posibilita la convivencia para “ensayar otros mundos posibles”-parafraseando a Silvia Regina.
La diversidad de nacionalidades y proyectos que se sumaron al TST 2023 fue amplia y, en cierto sentido, difícil de asimilar. Las personas participantes representaron mayoritariamente a los países de Centroamérica, probablemente por cercanía geográfica: estuvieron presentes personas de Colombia, México, Costa Rica, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala, Brasil, Panamá y El Salvador. Si bien la mayoría llegó a San José el mismo día, hospedándose en las instalaciones del DEI, otras personas, por motivos personales, llegaron después; y otras, por las mismas razones, sólo pudieron atender parcialmente las actividades del TST.
La personalidad del grupo reflejó en gran medida el carácter tierno y a la vez duro de las experiencias político-religiosas latinoamericanas. En la mesa, activistas, periodistas, personas investigadoras, personas parte de comunidades de fe, docentes, indígenas, entre otras; que contaron sus experiencias de resistencia, conflicto, persecución e incluso tortura. Poniendo en evidencia que el DEI sigue siendo un punto de articulación de diversidad de activismos y, sobre todo, un refugio para sus protagonistas. Desde el portero hasta las personas facilitadoras, desde la cocinera hasta el jardinero, hubo sinergia de propósitos y dedicación a las actividades propuestas para el mes.
Por ejemplo, según Paul Antonio Correa García, de 34 años, pastor bautista nicaragüense, su participación en el TST 2023 fue motivada por las relaciones de larga data entre el DEI y el Seminario Teológico Bautista de Nicaragua (STB). Afirma que, en el pasado, los fundadores del Departamento ofrecieron asistencia como profesores en la STB, y que, por razones nacionales e institucionales, esta asociación se interrumpió. Su presencia en el TST tenía así el objetivo de “reactivar aquellos lazos y relaciones que los unen desde hace mucho tiempo”.
Otras, por el contrario, participaron del taller en 2023 por experiencias positivas en ocasiones anteriores. Itandehui Mayren Martínez, de 24 años, abogada mexicana, por ejemplo, se postuló como participante por el Centro de Derechos Humanos Bartolomé Carrasco Briseño, que ya se había involucrado con el TST en 2021. De igual forma, Ana Cristina regresó este año por una experiencia positiva en 2017, y por sentir la necesidad de aprovechar nuevamente el intercambio de información y experiencias que el DEI posibilita.
La vida cotidiana, rodeada de actividades, se regía por un horario preelaborado, razonablemente intenso, pero lo más flexible posible. En general, las personas talleristas dedicaban básicamente la mañana a las sesiones impartidas por personas facilitadoras invitadas y, durante la tarde, solían realizar actividades lúdicas en grupo, o dedicar tiempo a la lectura dirigida sobre temas del TST. Debido al título escogido para el programa 2023, a saber, “Frente a los fundamentalismos: existencias y resistencias por la defensa de la Red de la Vida”, el contenido se dirigió básicamente al análisis de contexto, debates sobre economía y religión, conceptos sobre “fundamentalismos” y discusiones centradas en temas ecológicos y feministas.
Según Karoline, el tema no fue elegido al azar: “todos los temas son elegidos en relación a la realidad presente en nuestros pueblos de Abya Yala. Analizamos la realidad en relación con nuestras posiciones políticas”, explica. En otras palabras, Karoline aclara que, al detectar “amenazas” a la vida, el DEI propone el tema de los talleres, esperando también sugerir “otros mundos posibles”. Para la coordinadora: “En toda América Latina hay un discurso fundamentalista que se expande y se entromete en las decisiones políticas y económicas, en las relaciones sociales y en las fábulas religiosas que dividen nuestras sociedades y legitiman la violencia”.
Entre los ponentes, Bruno Reikdal, editor de la revista Zelota, fue el invitado responsable de la programación de la segunda semana, en la que dedicó su tiempo y talento a explorar la relación entre fundamentalismo y economía política. Además, se ofreció a los editores presentes una ocasión específica para presentar el proyecto de la revista Zelota, así como el trabajo editorial ya realizado por la Editora Pajeú. Esta actividad ocupó la mañana de un martes (30), en la que los editores pudieron no sólo detallar las políticas editoriales y sesgos de la revista, sino también discutir las coberturas más relevantes realizadas por la misma.
Además de las actividades académicas, las personas talleristas también pudieron visitar atractivos turísticos de Costa Rica. Aunque tales actividades no fueron planeadas oficialmente por la coordinación del TST, algunos grupos se movilizaron, por ejemplo, para visitar Playa Jaco y ver el Océano Pacífico; conocer las ruinas de la iglesia de Cartago, cuya construcción fue interrumpida, a principios del siglo XX, a causa del terremoto de Santa Mónica; pasear por la Universidad de Costa Rica (UCR); o explorar el Museo del Oro Precolombino Álvaro Vargas Echeverría, el Museo Numismático y el Museo Nacional de Costa Rica.
Además, los participantes adventistas del grupo se aseguraron de visitar la Iglesia Central de San José y encontraron una feligresía cálida, aunque razonablemente pequeña. Contrario a la realidad de algunos países de América Latina. Los miembros adventistas en Costa Rica utilizan joyas y adornos en sus iglesias, aunque mantienen un discurso conservador en otros aspectos. Los editores también pudieron recorrer los estudios de Esperanza TV, que actualmente es administrado por 32 trabajadores voluntarios, cuyas actividades más intensas se concentran los sábados, incluida la grabación de programas. A pesar de la esta voluntariedad, según uno de los trabajadores, Esperanza TV es la segunda emisora de televisión adventista más grande del mundo.
El TST quedó, al final, prácticamente coronado con la conmemoración del aniversario del DEI, que en 2023 cumplió 46 años de existencia. La fiesta en sí se llevó a cabo el 26 de mayo (viernes) y reunió no solo a la junta directiva de ASODEI y equipo de trabajo del TST, sino también a cooperantes que creen en el potencial y la relevancia del DEI en asuntos relacionados con la religión y la política en América Latina. El evento contó con la presentación de artistas, como Wilson Arroyo, cantautor costarricense; con el emotivo discurso de participantes y organizadores; y, como siempre, un momento de celebración, baile y relajación.
A pesar de los conocimientos adquiridos, lugares visitados, conocimientos y experiencias compartidas, es difícil resumir los beneficios de TST 2023 para sus participantes. Para Karoline, “cada tallerista sale [del TST] lleno de muchas cosas. Por citar algunos, podrían ser: amistades, redes de apoyo y trabajo, nuevas metodologías y teorías, incorporación de nuevas categorías de análisis, la conciencia de que son creadores/as de conocimiento y la experiencia de intercambiar conocimientos; poniendo en práctica una sociedad alternativa, saberes y prácticas de cuidado colectivo y de salud; y, por supuesto, el incentivo y la fuerza para resistir y reexistir en los diferentes contextos a los que regresan, frente a sus propias luchas y experiencias”.
Fotografías de Natalia Serrano Alvarez coordinadora de comunicación del DEI. Mayo-Junio 2023
"Prefiero vivir luchando que ser ignorado"
Por último, y definitivamente no menos importante, fue la actividad realizada en la última semana del TST, con la visita a los territorios de resistencia indígena. El grupo salió temprano del DEI y viajó, en promedio, seis horas para llegar a las comunidades, una distancia que se puede medir razonablemente en el mapa a continuación. Se trata de los territorios originarios de Salitre y Térraba, en la parte sur de Costa Rica. Visitaron las fincas recuperadas Cebror, compartieron con el Concejo Ditsö Iriria Ajkónuk Wakpa (CODIAW) y fueron recibidos por “personas recuperadoras” (nomenclatura dada a las personas indígenas que luchan por la recuperación de su tierra- territorio) de la finca Cruin Churin. La idea era viajar al primer lugar, pasar allí la noche y, al día siguiente, dirigirse al segundo territorio, para luego regresar a San José.
Aunque fuese por un corto período de tiempo, las personas participantes tuvieron que acostumbrarse a las condiciones naturales del entorno y experimentar lo que, en algunos países, no era algo común: la vida compartida en casas rústicas o tiendas de campaña, y la comunidad fuerte. Sentimiento que implica toda una vida de resistencia.
Aunque Costa Rica no ha tenido un ejército desde 1949, todavía usa a la policía como “seguridad pública” para hacer cumplir sus leyes y atender los problemas internos. Naturalmente, debido a intereses políticos, la policía suele ser utilizada como fuerza de represión del Estado para reaccionar violentamente contra movimientos que, en teoría, se articulan como una amenaza. Un ejemplo de esto es la violencia policial que muchas veces se aplica a los pueblos originarios que, para hacer cumplir la ley, resisten la invasión y explotación de sus tierras. De acuerdo con la legislación desde 1977 (Ley indígena) Costa Rica reconoce que los territorios indígenas deben ser ocupados por sus habitantes originarios (personas indígenas).
Evidentemente, el Estado no aplica la ley en beneficio de los pueblos originarios, quienes están obligados a resistir por la fuerza y hacer cumplir la legislación vigente estableciendo procesos de recuperación territorial propios, que involucran ser víctimas de ataques policiales injustificables, en nombre de intereses creados. Un caso reciente y trágico que involucró a una de las comunidades visitadas fue el asesinato de Sergio Rojas Ortiz, cofundador y coordinador del Frente Nacional de los Pueblos Indígenas (FRENAPI). Sergio recibió 15 disparos el 18 de marzo de 2019 en su propia casa. El dirigente regresaba del Cantón de Buenos Aires, Puntarenas donde acompañaba una denuncia presentada ante la fiscalía general en nombre del pueblo bribri. El territorio de Salitre actualmente es señalado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como blanco de violencia contra los pueblos indígenas, y requiere medidas de protección por parte del Estado.
Lamentablemente, la negligencia estatal y la indiferencia social hacia la violencia que viven los pueblos originarios, refuerza el racismo estructural en Costa Rica. En esta visita, algunos recuperadores lamentaron los prejuicios y discriminación que reciben. “Si decís que sos indígena, la gente ya te maltrata, porque piensa que sos un delincuente”, comentó uno de los recuperadores en conversación con el grupo.
El duelo por el asesinato a Sergio Rojas todavía se puede vivir en la visita a los territorios, como pudieron percibir las personas participantes del TST. En palabras de uno de los líderes recuperadores Sergio cumplió con el proverbio que dice que la semilla de la esperanza de un muerto “renace” en el pueblo. Y Pablo Sibas Sibas (líder indígena Brörán), señaló que llevaba consigo una frase repetida por Sergio en años de resistencia por los territorios indígenas: “Prefiero vivir luchando que ignorado”. Vida y muerte por sus derechos y territorios, ambos se consideran dignos.
Pero la lucha no debilita el ánimo de los pueblos indígenas y mucho menos restringe sus motivos de celebración. Desde la cosmogonía de los pueblos originarios respecto de Abya Yala, el oro y la plata no se pueden comer. Aunque fatigosa, peligrosa e injusta, la vida de resistencia es recompensada por la propia tierra, que da salud y subsistencia a las personas recuperadoras. Ella también sigue siendo fuente de vida para sus hijos e hijas, quienes, a través de la lucha, generan medios para sobrevivir.
Con la visita a los pueblos originarios, el DEI no solo brindó la oportunidad a las personas participantes de conocer en carne propia la resistencia de los pueblos originarios: luego de prácticamente un mes de discusiones teóricas sobre fundamentalismos, análisis de contexto y actividades grupales, la experiencia demostró cómo el capital sigue siendo un ídolo que, en beneficio de unos pocos, e impunemente, exige el sacrificio de pueblos enteros. Y en cuanto al fundamentalismo, la propuesta temática para el TST, las personas participantes pudieron comprender, en las experiencias de resistencia indígena, que los mitos no pueden servir como herramientas rígidas de opresión –como lo hacen los fundamentalistas–, sino como una narrativa para hacer florecer la justicia y la esperanza entre los pueblos.
Fotografías de Natalia Serrano Alvarez coordinadora de comunicación del DEI. Mayo-Junio 2023
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